La Inteligencia se Hereda de la Madre. Si te crees inteligente agradece a tu progenitora. No importa lo que diga tu padre o lo que creas del cromosoma Y. Eso es mentira.
Estos últimos meses mi dieta ha sido en su mayoría - por no decir exclusivamente - Pizzas Congeladas de marcas varias. De diferentes sabores y delicateces de refrigerador del supermercado más cercano a mis apocentos. Mi predilecta - nótese la sustitución de "favorita" por una palabra mas compleja e idiosincrática* con la finalidad de dar a entender que soy culto cuando escribo -, la de Peperoni.
*Idiosincrática: Palabra que parecía prudente pero de la cual ignoro en totalidad su significado
Mi madre, desde muy joven, intentó cultivar en mí el gusto por las aberraciones verduscas que crecen del suelo: los Vegetales.
Explícame tú, me tienes toda la vida diciendo: lo que se cae al piso no se come; eso es basura y se bota; y un sin fin de excusas para no recoger del suelo mi chocolate, y ahora me dices que eso, que es verde, flácido, de sabor raro y crece por sí solo de la tierra que yo piso es ¿"saludable"?
Mi infancia fue un trauma alimenticio, me cuenta mi querida madre y corrobora mi amado padre, que de meses voltaba la cara frente a un puré de aspecto amarillento y procedente de suelos oriundos del interior del país.
Esta desventura alimenticia continuó a tempranas edades, en las cuales me enfrentaba el dilema más común de mi infancia: Comer y pararme de la mesa a jugar o No comer y quedarme allí postrado por hasta 3 horas.
Como habrás adivinado, me quedaba hasta el punto de reposar mi rostro sobre las flácidas verduras que acomodaban mi siesta - la hora del burro pega aunque no hayas terminado tu almuerzo -.
Para no darle más largas al asunto, 26 años de mi vida han pasado y es ahora que la Batalla de lo Verde, estaba por terminar.
Eso pensaba yo.
Al disminuir los esfuerzos maternales de decir "come de los 5 colores porque son buenos", una estrategia más profunda y macabra se presentaba en el campo de lucha sobre el cual me había auto proclamado victorioso.
Error Garrafal: nunca te proclames victorioso frente a una mujer, mucho menos si esa mujer es tu madre, fracasarás en formas inesperadas.
Usando armas conocidas y de manejo exclusivo de la especie femenina, mi madre se adueñó del Engaño, la Distracción y los Señuelos al mejor estilo descrito en El Arte de la Guerra de Sun Tzu:
Conociendo mi dieta exclusiva, usó esa información para planificar su contra ataque. Llenó el paraíso refrigerado, fuente de mi alimento, de pizzas, de todas las marcas que hay, y de todos los sabores posibles menos aquellos procedentes de la carne.
Y por días, semanas y meses caí víctima de su nutriciosa y malévola voluntad. Me alimenté de todas esas cosas verdes, amarillas, moradas, blancas y rojas crecidas del suelo que piso porque vinieron en caja de Pizza, entre salsa de Pizza y con queso de Pizza encima.
Pero hoy me dí cuenta y la Batalla Verde, vuelve a librarse abiertamente.
... Seguro, seré derrotado pero habré luchado hasta morir, y una muerte desnutrida.