
Y ¿cuánta vaina uno le echa al papá?, y ¡cuánta paciencia!. Mira que no es fácil ser el malo de la partida y como General de Brigada, siempre está el pie del cañón dispuesto a dar las indicaciones y ser el primero en las filas de combate.
Es el primer héroe en la casa y el último, porque después de él, no habrá otro. Sin capa ni interiores por fuera, el Papá carga en sus hombros el peso del mundo, y es capaz de dar la vuelta al mundo con tal de ver a sus hijos felices.
Esos malos hijos, que nunca aprecian su ardua labor y que constantemente buscan darle de baja a quien les enseñó qué significa Responsabilidad y Respeto.
Y como mi padre dice:
Éste fue el padre que le tocó...Y tampoco lo cambiaría...
Por mi padre, mi ejemplo.
Gracias
y... disculpas...
si...es el que te toco, pero permiteme agregar: que feliz y orgulloso de los que lo hicieron tal (padre)...Dios te bendiga... y gracias de corazon...
ResponderEliminarPor lo poco que he visto se ve que lo hizo muy bien...:-)
ResponderEliminarPor experiencia reconozco a los valientes hombres que se atreven a tomar el rol, independientemente de la situacion familiar, esa figura masculina que siempre hace falta, digan lo que digan, es determinante en nuestra formacion. A los mas cobardes, la consciencia les pasa factura, tarde o temprano.